lunes, 8 de octubre de 2012

Parashát 54 Vezót Ha´haberaj




Deuteronomio 33:1 "Y esta es la bendición con la cual bendijo Moshé varón del Eterno a los hijos de Ysrael, antes de que muriese."

Vezot haberajá asher beraj Moshe ish ha'Elohim et-beney Yisra'el lifney moto.

La parasha de esta semana se llama Vezot Haberajá, que literalmente significa "Y esta es la bendición".

La parasha de esta semana es especial porque concluimos el ciclo anual de la lectura de la Torá. Por lo tanto celebraremos la fiesta de Simjat Torá (Shmini Atzeret).

La Torá es la fibra de nuestra vida como judío: su nexo con su Creador, su mandato nacional, el plano maestro de la perfección hacia la que aspira.
Poco sorprende, entonces, que la festividad más alegre del calendario judío sea la de Simjat Torá, cuando se concluye el ciclo anual de Lectura de la Torá y se comienza de nuevo.

Simjat Torá sigue inmediatamente a la festividad de Sucot. De hecho, el nombre bíblico para Simjat Torá es Sheminí Atzeret, que significa "Octavo Día de Retención",pues la función de esta festividad es retener y absorber los logros de los siete días de Sucot.

¿Por qué, sigue Sheminí Atzeret inmediatamente a Sucot?.  Rabí Ioshúa ofrece la siguiente parábola a modo de explicación:

Un rey tenía muchas hijas. Algunas de ellas se casaron y vivían cerca, y algunas de ellas se casaron y vivían en lugares distantes. Un día, todas vinieron a visitar al rey, su padre. Dijo el rey: Aquellas que viven cerca tienen tiempo para ir y venir; pero aquellas que viven lejos no tienen tiempo para ir y venir. Dado que todas están aquí conmigo, haré una celebración para todas ellas y me regocijaré con ellas.

Así, con el Atzeret de Pesaj, cuando en la Tierra de Israel se pasa de invierno a verano, HaShem dice: "Ellos tienen tiempo para ir y venir". Pero con el Atzeret de Sucot, dado que se pasa de verano a invierno, el polvo de los caminos es molesto y las rutas son incómodas... HaShem dice: "Ellos no tienen tiempo para ir y venir; por lo tanto, ya que todos están aquí, haré una celebración para todos y Me regocijaré con ellos".

¿Qué es un "Atzeret"?
Para entender mejor el significado de la pregunta de Rabí Ioshúa y la respuesta provista por su parábola, primero debemos examinar el concepto de "Atzeret". ¿Por qué requiere la festividad un Atzeret?
La enseñanza cabalística y jasídica explican que "Atzeret" es la absorción e internalización de lo que antes fue concretado y expresado en un nivel más externo.

Atzeret es lo que la digestión es a comer, lo que la asimilación es a estudiar, lo que la concepción es al matrimonio.

Nuestro recibimiento de la Torá en Shavuot es el "Atzeret" de nuestra liberación de la esclavitud siete semanas antes.

En Pesaj nos convertimos en un pueblo libre, libre del látigo del capataz, libre del sometimiento a la más cruel, más miserable (abyecta), sociedad sobre la tierra.

¿Pero qué es la libertad? ¿Cómo ha de digerirse, internalizarse e integrarse a nuestra existencia de día a día?
El propósito del Éxodo, como HaShem le dijo a Moshé cuando le encargó la misión de sacar a los Hijos de Ysrael de Egipto, era que debía llevarlos a Sinaí( Ex 3:12).

La libertad que HaShem prometió a Ysrael no era apenas una libertad física de la esclavitud física, sino una libertad que permite al alma concretar su potencial pleno, experimentar su nexo intrínseco con su esencia y fuente, solidificar su misión y propósito en la vida.

Semejante libertad es posible sólo mediante la Torá, "el plano maestro para la creación" de autoría Divina que nos orienta y dirige hacia la comprensión y concreción de quiénes y qué somos verdaderamente.

De modo que cada año, luego de recibir el regalo de la libertad el 15 de Nisán, nos embarcamos en un proceso de 49 días para absorberlo e internalizarlo, un proceso que culmina en el Atzeret de Shavuot.

Durante siete semanas nos esforzamos para asimilar el verdadero significado interior del Éxodo en los 49 rasgos y sub-rasgos de carácter de nuestras almas, para hacer madurar la libertad del Éxodo en la libertad de la Torá.

Así, nos graduamos (como lo expresa Rabí Ioshúa) de invierno a verano. De la frialdad de la falta de objetivos a la calidez del propósito apasionado; de la dificultad del desafío a la delicia del logro; de la melancolía de la ignorancia a la clara luz al estilo (estival) de la sabiduría y la comprensión.

Luego, seis meses después, llegan las festividades de Tishrei. En vez de perdurar como una experiencia de una vez al año, debe integrarse a nuestra naturaleza y existencia diaria. Por lo que la festividad de siete días de Sucot es seguida por un "Atzeret", un día en el que nuestra alegría con la esencia de la Torá alcanza su cumbre, y es casada inmediatamente con el ciclo de nuestras vidas de todo el año.

Así, la órbita Pesaj-Shavuot por un lado, y la constelación Yom Kipur-Sucot-Simjat Tora (Sheminí Atzeret) por el otro, representan dos dimensiones de la Torá y su rol como facilitadoras del nexo entre nosotros y HaShem.

Por otra parte, las Segundas Tablas de Yom Kipur, y su celebración e internalización en Sucot y Simjat Tora (Sheminí Atzeret), representan el triunfo del baal teshuvá ("retornante"),aquel que, habiendo sucumbido a las pruebas de la vida terrenal, ha explotado la negatividad de su condición para tocar el núcleo mismo de su alma y estimular sus facultades más esenciales.

Esto se refleja en la alineación de estos dos sistemas festivos con las estaciones del año en la Tierra de Israel. Las festividades primaverales de Pesaj y Shavuot, marcando el paso de invierno a verano, encarnan la medida progresión del tzadík de brote a florecimiento, de oscuridad y frío a luz y calidez.

Las festividades otoñales de Tishrei representan el regreso del baal teshuvá al frío y la melancolía del invierno para poner al descubierto los tesoros ocultados allí.

Ahora podemos comprender la parábola de Rabí Ioshúa y cómo explica la diferencia entre el Atzeret de Pesaj y el Atzeret de Sucot.

El Rey Supremo tiene muchas "hijas casadas", muchas almas que se han embarcado en la misión y el desafío de la vida física. El alma desciende a la tierra y es "casada" con un cuerpo para que su unión rinda una generación(progenie) de buenas acciones: acciones que santifican su entorno material y satisfacen el propósito de HaShem en la creación al desarrollarlo como una morada para Su presencia.

Algunas de las hijas del Rey están "casadas y viven cerca". Estas son las almas de los justos, quienes, pese a haber descendido a la vida física, nunca pierden de vista sus santos orígenes. Ellas tratan con lo material, desarrollando y refinando el mundo que les concierne, pero sin caer presa de sus influencias adversas. Ellas han dejado el hogar de su padre, pero nunca se han apartado demasiado lejos.

Pero el Rey también tiene hijas cuyos casamientos las han conducido a "lugares distantes": almas cuya involucración con la realidad material las ha llevado lejos del palacio real; almas que han llegado a enredarse hondamente en la mundanalidad que vinieron a redimir.

Pesaj es la festividad del tzadík y del tzadík dentro de nosotros, la festividad en la que degustamos la pura e inmaculada libertad de un pueblo recién nacido.

Por lo que el Atzeret de Pesaj viene cincuenta días después. Pues es primavera: los caminos están despejados, y "tenemos tiempo para ir y venir". Somos libres para abrirnos camino metódicamente a través de los 49 pasos desde la revelación de Pesaj a la internalización de Shavuot. Es una travesía gradual, paso a paso, característica del viaje gradual por la vida, paso a paso, del tzadík.

Pero en Sucot celebramos nuestra capacidad de teshuvá, de nuestro nexo con HaShem encarnado por las "Segundas Tablas".

En esta reunión de "las hijas que se casaron y viven lejos" con su Padre y Rey, ellas "no tienen tiempo para ir y venir". Pues "vamos de verano a invierno, y el polvo de los caminos es molesto, y las rutas son incómodas". Somos viajantes por el volátil sendero de la teshuvá, donde las oportunidades deben atraparse según vienen, y las vidas son deshechas y rehechas en un único momento refulgente.

De modo que nos zambullimos directamente de Sucot al Atzeret de Simjat Torá, directamente a la inmediata internalización de la dimensión de "Segundas Tablas" de la Torá y su retención para los inviernos y veranos por venir.

Temas de la Parasha

Nuestra parasha habla sobre los siguientes temas:

Primera alía: (33:1-7): La bendición de Moshé Rabenu a la tribu de Reuvén. La bendición de Moshé Rabenu a la tribu de Iehudá

Segunda alía: (33:8-12): La bendición de Moshé a la tribu de Leví. La bendición de Moshé a la tribu de Benjamín.

Tercera alía: (33:13-17): La bendición de Moshé a la tribu de Iosef

Cuarta alía: (33:18-21): La bendición de Moshé a la tribu de Zabulón. La bendición de Moshé a la tribu de Isajar. La bendición de Moshé a la tribu de Gad

Quinta alía: (33:22-26): La bendición de Moshé a la tribu de Dan. La bendición de Moshé a la tribu de Neftalí. La bendición de Moshé a la tribu de Asher

Sexta alía: (33:27-29): La bendición de Moshé a todo el pueblo de Israel

Séptima alía: (34:1-12): La muerte de Moshé Rabenu


3 Enseñanza.

"Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moshé había puesto sus manos sobre él, y los hijos de Ysrael le obedecieron como Adonai mandó a Moshé".

A través de la Torá vemos distintos modelos de hombres que en un momento dado HaShem levantó para asumir liderazgo con el fin de llevar a cabo una obra específica, de acuerdo a Su propósito eterno.

Uno de esos grandes hombres fue Josué. La Torá nos dice las grandes cosas que este gran hombre hizo y como HaShem lo bendijo.

Moshé era un gran líder. Él trajo al pueblo de HaShem fuera de la tierra de Egipto, pero no le fue permitido introducirlos a la tierra de Canaán. HaShem dio este gran honor a Josué.

HaShem dijo a Moshé: "Toma a Josué hijo de Nun, hombre en el cual hay espíritu, y pon tu mano sobre él. Harás que se ponga de pie delante del sacerdote Eleazar y delante de toda la congregación, y le comisionarás en presencia de ellos. Pondrás tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Ysrael le obedezca." (Num 27:18-20).

Entonces Moshé le impuso manos a Josué y lo estableció como líder que iba a llevar a el pueblo a la tierra prometida (Deut.32). Finalmente se relata la bendición final de Moshé a cada una de las doce tribus de Ysrael( Deut.33).

Josué fue elegido por HaShem por ser un varón en el que había espíritu como nos dice en Num 27:18 "...un varón en el cual hay espíritu,..".

El espíritu de HaShem moraba en Josué y por tal razón pudo andar en rectitud delante del Señor.
En Ezequiel 36:27 dice: “Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y guardéis mis preceptos y los pongáis por obra”.   

En Rom. 8:9 dice: " Mas nosotros no vivimos según la carne, sino según el espíritu”.

Pero la pregunta aquí sería ¿Cómo Josué supo ser sabio y adquirir la sabiduría de HaShem para llevar a cabo el mandato del Señor?.
A través de la Torá vemos muchos pasajes que hablan sobre un hombre sabio y sobre la sabiduría:

Ex. 35:10: "Todo sabio de corazón de entre vosotros vendrá y hará todas las cosas que Di-s ha mandad."

Salmo 119:98: " Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos".

Proverbios 10:8: "El sabio de corazón recibirá los mandamientos; mas el necio de labios caerá.."

Proverbios 13:1: "El hijo sabio recibe el consejo del padre;.."

Proverbios 13:20: "El que anda con sabios, sabio será..."

Proverbios 19:20: " Escucha el consejo, y recibe la corrección, Para que seas sabio en tu vejez.."

2 Timoteo 3:15: "y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio.."

Como podemos ver Josué lo aprendió a ser sabio de dos formas:

1.- Por obra del Eterno.
2.- Por su maestro Moshé

La Torá nos dice que Josué era servidor de Moshé (Ex. 33:11), en otras palabras, Josué estaba al lado de Moshé asistiéndole. Esto le sirvió a Josué como entrenamiento y capacitación para poder llevar a cabo el plan que HaShem tenía con su vida de guiar al pueblo de Ysrael a la tierra Prometida.
Moshé tenía que enseñarle la Torá a Josué para que ella fuera perfeccionada en su vida. De igual manera el Señor, por medio de su Ruaj HaKodesh Espíritu Santo, está de continuo recordándonos y enseñándonos su palabra en nuestro oído con el fin de que quede grabada en nuestros corazones y se haga vida en nosotros.

De manera que Moshé le enseñaba la Torá a Josué hasta que esta quedara grabada en su corazón y además aprendía de las situaciones difíciles en las que día con día se encontraba Moshé, el tiempo que Josué paso al lado de Moshé fue de suma importancia para que él estuviera preparado en el momento que recibiría el cargo que dejaba Moshé.

Por lo tanto podemos decir que Josué fue bien instruido y enseñado por Moshé un hombre también escogido por el Señor, instruido y bendecido por él.

Algo muy importante es saber que la sabiduría de la que se habla en esta parasha que les fue dada a Moshé y a Josué para llevar a cabo su misión, solo se puede adquirir de una forma:

1 Crónicas 22:12: "Y el Eterno te de entendimiento y prudencia".

2 Crónicas 1:10-12: "Dame ahora sabiduría y ciencia...Y dijo Di-s a Salomón: Por cuanto hubo esto en tu corazón... Sabiduría y ciencia te son dadas.."

Esdras 7:25: "Y tú Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Elohim."

Job 12:13: "Con HaShem está la sabiduría y el poder."

Salmo 111:10: "El principio de la sabiduría es el temor de HaShem."

Proverbios 2:6: "Porque HaShem da la sabiduría."

Eclesiastés 2:26: "Porque al hombre que le agrada, Di-s le da sabiduría."

Daniel 2:20: "....,porque suyos son el poder y la sabiduría

Esta sabiduría era dada por el Eterno, en Num 27:18 nos dice la condición de Josué ante los ojos de HaShem: un varón en el cual hay espíritu. El espíritu de HaShem moraba en Josué y por tal razón pudo andar en rectitud delante del Eterno. Pero a pesar de que Josué ya tenía dos cosas a su favor:

1.- Había sido instruido por Moshé
2.- El Eterno lo había bendecido con espíritu de sabiduría

Le faltaba algo todavía a Josué, llevar a cabo todo lo aprendido por Moshé, Como podemos ver en Deut 34:1-12 se nos narra uno de los momentos más críticos en la vida de Josué: la muerte de Moshé.

Hasta aquí sabemos que Josué estaba siempre con Moshé sirviéndole, obedeciéndole, consultándole y aprendiendo de él. Pero ahora Josué, sin Moshé a su lado, tenía que poner en práctica todo lo que había sido enseñado.

Humanamente hablando, resultaba un gran reto para Josué el poder llevar al pueblo a la Tierra Prometida.

Pero el Eterno tenía todo dentro de sus planes y propósitos. En repetidas ocasiones HaShem le reiteró a Josué Jasak, Jasak, que se esforzara y fuera valiente Deut. 31:7-9, Josué 1:5 y Josué 1:9.

Josué tuvo la certeza de que el Eterno estuvo con él en todo momento. Una prueba de esto la encontramos en Deuteronomio 34:9, donde dice algo clave y de vital importancia en su cargo como líder.

Luego que pasaron los días de luto por la muerte de Moshé, Josué hijo de Nun, fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moshé había puesto sus manos sobre él y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como HaShem mandó a Moshé. Definitivamente que Josué no podía hacer nada basado en sus propias fuerzas y sus propios méritos.

Dice la Torá que no hubo otro profeta como Moshé. Así que debe haber sido algo extraordinario para Josué haber estado al lado de Moshé. Sin embargo, aunque Josué aprendió de Moshé mientras le servía, ahora el se movería en la sabiduría que viene de arriba, dada por HaShem.

Ya Moshé no iba estar con él para decirle que hacer, desde ahora la bendición del Eterno sería su única ayuda.

De manera que Josué vivió una vida en el espíritu y consagrada al Señor. Por consiguiente, el Señor le escogió para ejercer el cargo que Moshé dejaba. Ésta no era una decisión fácil para Josué. Muchos años antes el pueblo había tratado de apedrear a Josué cuando él los animaba a conquistar a Cannaán (Num. 14:10). Pero su gran grande fe de parte de Josué lo llevo a obedecer a HaShem.

Conclusión

Así como vimos como Josué y Moshé dieron un gran ejemplo de liderazgo, Fe, Integridad, Fortaleza a todos aquellos con los que convivieron durante muchos años, yo los exhorto a que hagamos de nuestra vida algo similar que alcancemos la bendición del Eterno escudriñando y guardando en nuestro corazón la Torá del Eterno, y poniéndola como obra ante todas las cosas que se presenten en nuestra vida, ya sean buenas o malas.

Que el Eterno los bendiga.
Beit Yaakov 15-10-03

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