jueves, 10 de enero de 2013

El Helecho y El Bambú




Un día decidí darme por vencido... renuncié a mi trabajo, a mi pareja, a mi vida.
-Fui al bosque para tener una última charla con HaShem.
-HaShem, le dije,-¿Podrías darme una buena razón paa no darme por vencido?
Su respuesta me sorprendió:
-Mira a tu alrededor, Él me dijo.
-¿Ve aquel helecho y ese bambú?
-Si, respondí.
.Cuando sembré la semilla del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz y agua.
El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla del bambú. Sin embargo no renuncié al bambú.
En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante, pero sin embargo, nada creció de la semilla del bambú. A pesar de ello no renuncié al bambú. Me dijo HaShem.
-En el tercer año, aun nada brotó de la semilla del bambú. Pero no renuncié, me dijo.
Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra.
En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.
En tan sólo seis meses después, el bambú creció a más de 100 pies de altura.
Todos esos años que nada salía, el bambú había estado echando raíces.
Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar.
Lo mismo ocurre contigo. ¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?
No renuncié al bambú, Tampoco renunciaré a ti. No te compares con otros. Me dijo HaShem.
Comprendí que el bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso.
-Tu tiempo también llegará, me dijo HaShem.
  ¡Crecerás muy alto!
-¿Qué tan alto debo crecer?  Pregunté
-¿Qué tan alto crecerá el bambú? Me pregunto
-¿Tan alto como pueda? Indagué
No desesperes ni te ahogues, por ningún día de tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia.
         Ambos son esenciales para la vida.
         La Felicidad te mantiene dulce.
         Los intentos te mantienen fuerte.
         Las penas te mantienen humano.
         Las caídas te mantienen humilde.
         El éxito te mantiene brillante. Y gracias a HaShem te       mantiene caminando.   

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