jueves, 14 de marzo de 2013

HIJOS COMO NAVÍOS

Una vez, un padre vino a verme en busca de ayuda. Ya estaba cansado de discutir con su hijo adolescente.

   El problema era que el padre estaba convencido de que lo mejor para su hijo era continuar la carrera de medicina, mientras que el joven prefería los estudios humanistas y bíblicos.

   Pude sentir el profundo dolor que sentía aquel padre. Su frustación e impotencia por poder convencer a su hijo. Por otro lado, comprendía a aquel joven. Él no lo hacía por maldad, no pretendía hacer sufrir a su padre...

    Realmente no sabía qué decirle a aquel angustiado padre. En mis manos poseía un folleto de un viaje en crucero...

     Se lo mostré a aquel hombre y le dije:

   Al mirar un navío en el puerto, imaginamos que está en su lugar más seguro, protegido por una fuerte ancla.

    Sin embargo, sabemos que está allí preparándose, abasteciéndose y alistándose para ser lanzado al mar, cumpliendo con el destino para el cual fue creado, yendo al encuentro de sus aventuras y riesgos.

    Dependiendo de lo que la fuerza de la naturaleza le reserve, tendrá que desviar la ruta, trazar otros caminos y buscar otros puertos.

    Pero retornará fortalecido por el conocimiento adquirido, enriquecido por las diferentes culturas recorridas. Y habrá mucha gente esperando feliz en el puerto.

    Así son los HIJOS. Tienen a sus PADRES, o sea el puerto seguro, hasta que se tornan independientes. Sería insensato al zarpar, arrojen todo lo que les han proveído en el puerto....

   Por más seguridad, protección y manutención que puedan sentir junto a sus padres, los hijos nacieron para surcar los mares de la vida, correr sus propios riesgos y vivir sus propias aventuras.

   Cierto es que llevaran consigo los ejemplos adquiridos, los conocimientos obtenidos en el colegio, por esoes importante nutrirlos bien en el puerto, pero lo más importante estará en el interior de cada uno.

                      LA CAPACIDAD DE SABER SER FELIZ

    Sabemos que no existe felicidad inmediata, que no es algo que se guarda en un escondite para ser dada o transmitida a alquien.

   El lugar más seguro para el navío es el puerto. Pero no fue construido para permanecer allí.

   Los padres piensan que serán el puerto seguro de los hijos, pero no pueden olvidarse que deben prepararlos para navegar mar adentro y encontrar su propio lugar, donde se sientan seguros, con la certeza que deberá ser, en otro tiempo, un puerto para otros seres (los nietos).

   Nadie puede trazar el destino de los hijos, lo que si podemos hacer es tomar conciencia y procurar que lleven en su equipaje VALORES como:

   HUMILDAD, SOLIDARIDAD, HONESTIDAD, DISCIPLINA, GRATITUD, GENEROSIDAD y saber desenvolverse bien en la vida.

    Los hijos nacen de los padres, pero deben convertirse en BUENOS CIUDADANOS.

    Los padres pueden querer que haya siempre una sonrisa en los hijos, pero no pueden sonreír por ellos.

    Pueden desear su felicidad, pero no pueden ser felices por ellos.
 
LA FELICIDAD CONSISTE EN TENER UN IDEAL PARA BUSCAR Y LA CERTEZA DE ESTAR DANDO PASOS FIRMES EN EL CAMINO DE ESE LOGRO.

Los padres no deben seguir los pasos de los hijos y los hijos nunca deben descansar en los pasos que los padres alcazaron.

    Los hijos deben seguir desde el puerto a donde sus padres llegaron y como los navíos, partir en busca de sus propias conquistas y aventuras.

   Para ellos, requieren ser preparados y amados, con la certeza de que:
                "QUIEN AMA EDUCA"

!Cuán difícil es soltar las amarras yn dejar partir el navío¡....

  Sin embargo, el regalo de amor más grande que puede dar un padre es la autonomía.

   
 

















  
   





































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