Estimados
ajim y javerim, leemos esta semana la bendición más importante que encontramos
en la Torá, la “Birkat Cohaním”, la bendición sacerdotal. En ésta encontramos,
entre otras, la idea de la protección divina, asegurándonos que el Eterno nos
cuida y nos protege en todos nuestros emprendimientos. La historia que sigue
nos ilustra esta idea.
Había una
vez un posadero que siempre despertaba a
sus huéspedes antes del amanecer y los hacía irse, dándoles indicaciones
equivocadas, enviándolos por un camino solitario donde una banda de ladrones
los esperaba. El botín luego era repartido entre los ladrones y el posadero.
Un día, un
rabino pernoctó en la posada. El posadero, entado por el abrigo de pieles y un
burro bien alimentado que el rabino llevaba consigo, lo despertó antes del
amanecer.
“¡Pero si aún no ha amanecido!”
dijo el rabino.
El posadero
respondió astutamente: “habrás adelantado un buen trecho de tu camino antes de
que sobrevenga el calor del mediodía. Ahora te mostraré el mejor camino para
que puedas irte en paz”.
“No puedo
irme antes que venga Ki-tov”, le dijo el rabino, cerrando sus ojos.
El posadero
lo sacudió para decirle: “no me dijiste que esperaba a alguien, ¿Cuándo vendrá?
“Pronto”,
dio el rabino.
Varias
veces el posadero salió para ver si alguien de nombre Ki-tov había llegado.
Pero no había nadie a la vista. Cuando amaneció, el rabino se levantó, l sonrió
al posadero, y montó su burro.
Sorprendido
y desilusionado porque el amanecer había interferido con sus planes de asaltar
al hombre, el posadero le dijo: “Yo pensé que estaba esperando a una persona de
nombre Ki-tov”.
“Pero si
Ki-tov está aquí”, repuso el rabino.
Con
sorpresa, el posadero miró alrededor, pero no vio a nadie.
“Está
escrito que HaShem llamó a la luz del día “Ki-tov”, dijo el rabino.
“Yo viajo
con HaShem, y espero a la luz del día, porque ésta es buena. Al comienzo de la
creación, HaShem dijo: “Que haya luz. Y fue la luz”. HaShem llamó a la luz, el
día, “buena”, Ki-tov.
“De este
modo”, agregó el rabino, “asociamos el concepto de luz con la bendición y el
bien. Hablamos de la luz del conocimiento al referirnos a la educación.
Hablamos de la luz de la justicia al elegir el bien sobre el mal. Hablamos de
la luz de la esperanza, puesto que siempre vive en nosotros la esperanza del
bien que vendrá”.
Dicho esto, el rabino se despidió y emprendió su
camino, a la luz del día y a salvo de los malhechores.
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