El único sobreviviente de un naufragio se encontraba
en una pequeña isla inhabitada. Oraba fervientemente, pidiendo a HaShem que lo
rescatara, y todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero ésta
nunca llegaba.
Al cabo de unos días empezó a construir una pequeña
cabañita para protegerse y proteger sus pocas posesiones.
Un día, después de andar buscando comida, regresó y
encontró la pequeña choza en llamas. Vio como el humo subía hacia el cielo. Lo
peor que había pasado, es quen había perdido todas sus cosas.
Estaba tan confundido y enojado con el Eterno y
llorando le decía: -¿Cómo pudiste hacerme esto?
–Agotado, se quedó dormido
sobre la arena.
Temprano en la mañana del siguiente día, el náufrago
escuchó sorprendido el sonido de un barco que se acercaba a la isla: venían a
rescatarlo.
Asombrado, preguntó a los tripulantes: -¿Cómo sabían
que yo estaba aquí?
-Vimos las señales de humo que nos hiciste...
No tengas miedo de nadie, pues yo estaré contigo para protegerte. Yo, Adonai doy mi palabra
Jeremías 1:8
0 comentarios:
Publicar un comentario