Hanuka es una
palabra hebrea que significa "Dedicación" y de allí se tomó para
determinar una de las fiestas Nacionales del pueblo Hebreo alrededor de la
tierra.
La Fiesta de la
Dedicación del Templo de Jerusalem después de haber sido
tomado por las armas y con sangre por una banda de Judíos liderados por un
varón llamado Mattityahu (o Matatias, en español) descendiente de Hasmoneo.
Mattiyahu,
descendiente de familia sacerdotal, originó la rebelión en contra del régimen
Sirio-Griego de Antioco hacia la Segunda Centuria antes de la Era común.
El objetivo de
Antioco era empujar a los Judíos hacia el Helenismo y por lo tanto, que negaran
su religión Judía y se olvidaran de la
Toráh y se volvieran a la adoración de los dioses paganos que
el imperio patrocinaba.
Muchísimos
fueron los Judíos que se asimilaron a este propósito, tanto que por dedicarse a
la cultura del físico humano, muchos varones se "des-circuncidaron"
ya que era costumbre andar desnudos por los templos donde se practicaban las
artes de la lucha y el físico-culturismo.
La decadencia
Judía era deplorable, tanto que no importaba si cambiaban sus nombres hebreos
por Griegos, cual era la moda del momento y contrayendo matrimonios con mujeres
no-judías y de la misma manera, las mujeres contrayendo nupcias con varones
no-Judíos.
El celo por la Toráh, por el Santo Templo y
por el D-os de Abraham, de Itzjak y de Yaakov llevó a esta familia sacerdotal a
conformar grupos de guerrillas que atacaban a las fuerzas de Antioco; muchos de
los Judíos trataron de persuadir a los Macabeos de seguir con sus planes ya que
los consideraban poca cosa frente a las huestes de Antioco, pero de todas
maneras, ellos siguieron confiando en su D-os y se tomaron entonces las colinas
de Judea y se abrió la revuelta contra las amenazas a su propia vida y la de
sus hermanos Judíos.
Después de
morir Mattityahu, siguió con el liderazgo su hijo Judah llamado El Macabeo, que
significa "El Martillo" y así, esta banda de santos Judíos declararon
la guerra al ejército Sirio.
Antioco
despachó miles de soldados bien armados para contrarrestar la rebelión, pero
los Macabeos tuvieron éxito y lograron sacarlos de sus tierras.
Fue así como
los valientes Judíos entraron a la Ciudad Santa de Jerusalem a finales del mes de
Kislev, que con relación al calendario civil gregoriano, cae hacia el mes de
Diciembre.
El Templo
Santo estaba en caos, ensuciado y profanado por soldados extranjeros. Ellos
limpiaron el Templo y lo dedicaron nuevamente en el día vigésimo quinto del mes
judío de Kislev.
EL MILAGRO DEL
OLEO
El día 25 de
Kislev, cuando se pretendía dar de nuevo servicio en el Templo se encontraron
que solamente hallaron una sola jarra sellada tiempo atrás por el sacerdote de
entonces que contenía aceite puro de olivas para encender la Menoráh, pero solamente
ese aceite serviría para un solo día.
Contra toda
desesperanza, Judah ordenó que se sirviera el aceite en la Menoráh así fuera para un
solo día. De acuerdo a la Ley
era necesario que para preparar un nuevo aceite para la Menoráh debían escogerse
las olivas, machacarse debidamente y esperar siete días a que el aceite
estuviera listo para ser usado.
Por lo tanto,
no dispondrían de nuevo aceite sino hasta dentro de los ocho días siguientes y la Menoráh tendría que
apagarse esos siete días restantes mientras llegaba el nuevo aceite consagrado
para tal fin.
Pero cual no
seria la sorpresa de los Macabeos y del pueblo de Jerusalem que al día
siguiente, al entrar en el Santo Templo encontraron que el aceite de la Menoráh no escaseaba y la Menoráh seguía encendida y
así siguió encendida hasta que el nuevo aceite estuvo listo.
Este milagro
fue la recompensa de Hashem a la fe de un puñado de valientes que pusieron sus
vidas por delante por amor a su pueblo, a sus costumbres, a su religión, a su Toráh
y a su Dios Altísimo.
Por ello,
todos los Judíos alrededor del mundo observamos la gran fiesta de la Dedicación o de Hanuka,
o también llamada "de las Luces", por Ocho días en honor a esta gran
victoria y al milagro del aceite de la Menoráh.
Se tiene la
certeza de que en tiempos de Yeshúa HaMashiaj se celebraba la Fiesta, tal como lo
registra el tratado de Yohanan (Juan) donde dice: "Celebrabase en Jerusalem la fiesta
de la Dedicación. Era
invierno, y Yeshúa Hamashiaj andaba en el Templo por el Pórtico de Salomón".
Lo que nos
permite concluir que Yeshúa mismo hizo parte de la celebración dentro del
Templo, como acostumbraba siempre. (J.10:22-23)
CELEBRACION
Hoy en día se
celebra la Fiesta
encendiendo cada noche una velita dispuesta en una Menoráh especial de ocho
vasijas o candelabros, mas el candelabro mayor llamado Shamash, que se encarga
de darle luz a cada velita cada noche a medida que transcurren los días. De
manera que la primera noche el Shamash le da lumbre a una velita; la segunda noche
a dos velitas; la tercera a tres velitas y así sucesivamente hasta completar
los ocho días de la Fiesta.
Se acostumbra también
por parte de los niños jugar haciendo girar dreidels o también llamados
"Toma Todos" que son una especie de trompos que se giran con los
dedos y se comen alimentos basados todos en aceite, como papas fritas,
pankakes, donuts y asi mismo se dan regalos y monedas de chocolate a los niños.
Es la época
para llenar de regalos la casa por cada noche que transcurre, tanto a los niños
como a la esposa. Siendo esta la época más especial para la familia donde se
compartan regalos, la tradición enseña que cada noche el padre (o la madre) de
familia se aparece con sendos regalos para sus hijos y así por ocho días
consecutivos.
SIGNIFICADO
ESPIRITUAL
La Fiesta de la
Dedicación o Hanuka, adquiere una doble dimensión en la vida
de los judíos que reconocemos a Yeshúa como el Mashiaj de Israel, toda vez que
de acuerdo a sus palabras El es la
Luz de este mundo y quien lo sigue no andará en tinieblas.
En la Menorah de Hanuka Yeshúa está
representado por la
Velita Mayor o sea la llamada Shamash, que es la encargada de
darle fuego/luz/lumbre cada noche a todas velitas que corresponden.
Ello nos
indica que Yeshúa es quien tiene ese poder delegado por el Eterno para hacer
que de nosotros salga fuego y alumbremos nuestros caminos y ayudemos a iluminar
el camino de los que todavía andan ciegos. Viviendo una vida como el Mashiaj
nos enseñó, basados en la Toráh
y siendo La Toráh
la Luz del Mundo, podemos entonces transcurrir nuestra existencia con la
seguridad de que nunca nos faltará el aceite de olivas en la Menorah; pero debemos
recordar siempre que dicho aceite no se prepara de la noche a la mañana y que
requiere un proceso de fabricación y de santificación y que por si mismo no
podemos alumbrar: vamos a necesitar siempre el Shamash, la Luz del Mashiaj que aliente
nuestras vidas.
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